Etta Palm d’Aelders

por Elena Pérez González

Bruselas, Bélgica, 30 de diciembre de 2021

Etta Palm d’Aelders: una voz feminista en la revolución francesa

El 30 de diciembre de 1790, una mujer excepcional se dirigió al público para alzar la voz sobre una cuestión que, en aquel entonces, pocas se atrevían a discutir: la injusticia de las leyes que favorecían a los hombres a costa de las mujeres. Esta mujer era Etta Palm d’Aelders, una cortesana, escritora, revolucionaria, espía y, feminista comprometida con la lucha por la emancipación de la mujer. En una época donde el espacio político estaba reservado exclusivamente para los hombres, Etta fue una de las pocas que se atrevió a participar activamente en la Revolución Francesa, reclamando la igualdad de género.

Etta Palm no solo fue una observadora de los acontecimientos históricos, sino una protagonista activa. Su lucha no se limitaba al discurso, sino que organizó el primer círculo exclusivamente de mujeres en Francia, un acto radical en sí mismo. La Sociedad Patriótica y de Beneficencia de las Amigas de la Verdad, fundada por Etta, tenía como principales objetivos la plena participación política de las mujeres, el acceso a la educación, la ley del divorcio y la protección de las niñas más vulnerables. Estos temas eran profundamente revolucionarios para la época, ya que no solo desafiaban el *status quo*, sino que proponían una reorganización total de la sociedad desde una perspectiva feminista. A través de su activismo, Etta cuestionó la idea de que las mujeres eran inherentemente inferiores a los hombres en habilidades políticas o sociales. Abogó por una educación igualitaria que empoderara a las mujeres para desarrollar sus capacidades intelectuales y emocionales.

¿Qué hubiera sucedido si las mujeres hubieran tenido acceso a la misma educación que los hombres? Etta creía firmemente que no solo serían iguales, sino que incluso podrían superarlos en ciertos aspectos.

Uno de los momentos más memorables en la carrera de Etta fue su famoso “Discurso sobre las injusticias de las leyes a favor de los hombres, a expensas de las mujeres”, donde se dirigió directamente a los hombres de poder, retándolos con valentía a reconsiderar su visión sobre las mujeres. En este discurso, Etta expresó con gran elocuencia:

“Señores, si [la Naturaleza] os dio un brazo más nervioso, ella nos hizo vuestras iguales en fuerzas morales, y vuestras superiores tal vez por la vivacidad de la imaginación, por la delicadeza de los sentimientos, por la resignación en los reveses, por la firmeza en los dolores, la paciencia en el sufrimiento, finalmente en generosidad de alma y celo patriótico”.

En esta reflexión, Etta reconoce las diferencias físicas entre hombres y mujeres, pero las reformula como fortalezas complementarias. Demuestra que las mujeres tienen cualidades que las hacen igual de capaces, o incluso más, en ciertos aspectos. Esta visión feminista era extremadamente radical para su época, ya que la sociedad encasillaba a las mujeres en roles pasivos y domésticos.

A pesar de su importancia histórica, figuras como Etta Palm d’Aelders no siempre reciben el reconocimiento que merecen en la historia oficial. Sin embargo, su legado como pionera del feminismo y defensora de los derechos de las mujeres sigue siendo una fuente de inspiración para las luchas actuales. Su valentía al enfrentarse a una sociedad que constantemente intentaba relegar a las mujeres a la invisibilidad es un recordatorio de que el feminismo, ha sido una lucha constante por la igualdad y la justicia.

Como feministas en el siglo XXI, debemos reconocer y honrar el trabajo de mujeres como Etta Palm, cuyo activismo y visión ayudaron a sentar las bases de los movimientos feministas contemporáneos. Su vida y obra nos muestran que, incluso en los momentos más adversos, las mujeres siempre han encontrado maneras de alzar la voz, luchar por sus derechos y resistir la opresión. Etta Palm d’Aelders fue una de esas mujeres. Su legado nos recuerda que la lucha por la igualdad es tanto política como moral, y que las redes de apoyo entre mujeres siempre han sido y seguirán siendo una parte esencial de esa lucha.

Imagen del ‘Club Patriotique de Femmes’, grabado de Jean-Baptiste Lesueur

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