Federico García Lorca, víctima de la intolerancia y voz universal
Federico García Lorca, el extraordinario escritor y poeta, cuya vida fue brutalmente arrebatada en la madrugada del 18 de agosto de 1936, en plena Guerra Civil Española. Asesinado junto a un olivo en la carretera entre Víznar y Alfacar, Lorca cayó víctima de la intolerancia de un régimen fascista que no podía tolerar su libertad de pensamiento, su condición de homosexual y su genio creativo.
A pesar de que sus restos aún no han sido encontrados, Federico García Lorca permanece vivo en nuestra memoria colectiva. Su asesinato no solo marcó el inicio de una dolorosa historia de silencios, fosas cerradas, olvido cobarde y vergüenza, sino que también se convirtió en un símbolo de la represión que caracterizó a una de las épocas más oscuras de la historia de España.
Lorca era un hombre de profunda sensibilidad y conciencia social. En sus propias palabras, expresó su rechazo a los nacionalismos ciegos y a las fronteras políticas, proclamándose como un hermano de todos los seres humanos:
«Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política”. Federico García Lorca