El 10 de junio de 1895 nacía en Wichita, Kansas, Hattie McDaniel, una mujer que dejaría una huella imborrable en la historia del cine y en la lucha por los derechos civiles. Actriz, compositora, música, cantante y filántropa, Hattie McDaniel era hija de esclavos liberados y la menor de trece hermanos. Su vida estuvo marcada por las barreras de una sociedad profundamente racista, que limitaba las oportunidades de las personas afroamericanas, especialmente de las mujeres.
A pesar de los numerosos obstáculos, McDaniel alcanzó un logro sin precedentes: convertirse en la primera persona afroamericana en ganar un premio Oscar por su interpretación de Mammy en Lo que el viento se llevó (1939). Sin embargo, su victoria estuvo empañada por la amarga realidad de las leyes de segregación racial de la época; en la ceremonia de los premios Oscar, Hattie no pudo sentarse junto a sus compañeros de reparto debido a esas leyes racistas.
Participó en 300 películas, casi siempre interpretando papeles de sirvienta. Este encasillamiento, lejos de disminuir su legado, demuestra su capacidad para transformar y trascender los límites impuestos por una industria y una sociedad profundamente misógina, clasista y racista.
Hattie McDaniel no solo abrió el camino hacia una mayor inclusión en el cine, sino que también nos dejó una poderosa lección de dignidad y pragmatismo, sintetizada en su famosa frase: «Prefiero actuar de sirvienta y ganar 700 dólares a la semana que ser sirvienta y ganar 7».
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