Nagore Laffage, estudiante de enfermería que fue asesinada en los Sanfermines del 7 de julio de 2008, mientras se defendía de un intento de violación. Su asesino, José Diego Yllanes Vizcay, fue condenado por homicidio y no por asesinato, recibiendo una pena de doce años y medio de prisión. Sin embargo, solo cumplió nueve años antes de obtener el tercer grado y sigue ejerciendo como psiquiatra. Este caso ilustra claramente la justicia patriarcal en acción: mientras los perpetradores de violencia sexual suelen recibir penas leves y continúan con sus vidas, nosotras enfrentamos miedos, culpas y una injusticia que perpetúa las muertes violentas. Es esencial que exijamos reformas profundas en nuestro sistema de justicia para garantizar que las mujeres estén protegidas y que los responsables de violencias enfrenten consecuencias adecuadas. Unámonos en la lucha contra la violencia de género y exijamos un futuro en el que todas las mujeres podamos vivir sin miedo, con seguridad y dignidad.